El Emperador, PhD, MBA, está desnudo.
En este mundo racionalista, en el que la ciencia es la nueva religión, es anatema hablar de cualquier proceso reflexivo o de pensamiento si este no se efectúa bajo el paraguas de una pretendida racionalidad. Solo hay una excepción a esto, y es revestir nuestras reflexiones de creatividad e innovación, a poder ser en el marco de metodologías que suenen rimbombantes y con términos en inglés, lingua franca que reviste de credibilidad y profesionalidad cualquier mandanga.
De este modo, cualquier persona que se atreva a cuestionar las narrativas imperantes, impuestas por el yugo de una ciencia muchas veces mediocre, queda señalada como negacionista, convertida en un apestoso ser relegado al ostracismo y digno de los peores castigos divinos. Bueno, divinos no; la espiritualidad, o simplemente la introspección personal, son vistas como si fueran la nueva lepra, salvo que vayan sancionadas por la más pura ortodoxia psicoterapéutica.
No digo que el mundo de la introspección y espiritualidad, en sus vertientes más cercanas a lo esotérico, no sea campo abonado para gente de dudosa ética. Pero también es cierto que encontramos lo mismo en el mundo de la innovación, e incluso en la misma ciencia. Vendehúmos hay en todos lados.
De este modo, podemos pagar un buen dinero — y no entro a dirimir si lo vale — por un taller que nos permita introducir la creatividad en procesos empresariales gracias a unos naipes de diseño molón y forma hexagonal, pero nos rasgamos las vestiduras si alguien se atreve a mencionar la palabra tarot en el mismo contexto.
Bien, pues hoy me siento un poco enfant terrible, y, tras haber señalado que el emperador está desnudo, voy a proponer este Tarot del Emprendedor: 22 metáforas, con los arcanos mayores del tarot de Marsella de fondo, que ponen la semiótica del tarot en el campo de juego de la semántica emprendeduril. Entrepreneurial semantics-based Tarot sería buen nombre para un paper.
Allá vamos.
22 Metáforas: Los Arcanos Mayores en la Empresa
El Loco: La valentía de iniciar sin garantías, la libertad de seguir una intuición hacia lo desconocido. En emprendimiento, es el arquetipo del salto inicial.
El Mago: Representa al fundador que se vale de sus habilidades y recursos, que “lo hace posible” con sus herramientas, un creador visionario que transforma ideas en acción.
La Sacerdotisa: La intuición y el conocimiento interior, el valor de la introspección en la toma de decisiones estratégicas. Esta carta refleja el poder del conocimiento tácito y la sabiduría acumulada.
La Emperatriz: La creatividad y la fertilidad de ideas, la capacidad de innovar y hacer crecer el proyecto. Simboliza la etapa de expansión y el cultivo de un entorno propicio para el desarrollo.
El Emperador: Representa el poder de la estructura, el liderazgo fuerte, la organización y la construcción de una base sólida. Es el arquetipo del CEO que da forma y estructura a la visión.
El Sumo Sacerdote: La ética, la transmisión de conocimientos y el liderazgo moral. Habla de la importancia de los valores y la misión dentro de la empresa, más allá de los beneficios económicos.
Los Enamorados: La toma de decisiones difíciles, la elección entre caminos distintos, muchas veces con alto riesgo emocional y estratégico. Simboliza la alineación con los valores personales y de empresa.
El Carro: La determinación y el avance imparable hacia los objetivos, la carta del liderazgo motivador que mueve al equipo y al proyecto hacia adelante.
La Justicia: La importancia de las decisiones equilibradas, de la equidad en el equipo y en las relaciones externas. Representa la búsqueda de transparencia y responsabilidad.
El Ermitaño: La introspección y la pausa necesarias para evaluar el camino recorrido, el tiempo que todo líder necesita para reajustar la visión y no perder el rumbo.
La Rueda de la Fortuna: La naturaleza cíclica de los negocios, la aceptación de las etapas de auge y crisis y cómo los cambios externos afectan la empresa.
La Fuerza: La perseverancia, la capacidad de superar obstáculos internos, y la fortaleza de espíritu que permite resistir cuando todo parece en contra.
El Colgado: La perspectiva alternativa, la necesidad de ver las cosas desde otro ángulo y renunciar a ciertas convenciones para encontrar soluciones creativas.
La Muerte: La transformación radical, la ruptura de modelos obsoletos y la creación de una nueva versión de la empresa. También refleja la necesidad de dejar ir lo que ya no funciona.
La Templanza: La paciencia y el balance, encontrar el ritmo correcto para el crecimiento sin apresurarse ni estancarse.
El Diablo: Las tentaciones del ego, la trampa del poder o la avaricia que pueden desviar al líder del propósito original. Es una advertencia contra los excesos y el control desmedido.
La Torre: El momento de crisis, la ruptura de estructuras que no eran sostenibles. También, la carta de la adaptación y la reconstrucción tras los errores.
La Estrella: La inspiración y la visión optimista a largo plazo, el horizonte que motiva y guía en tiempos de incertidumbre.
La Luna: Los miedos, las ilusiones y las incertidumbres, esos momentos en que el camino no es claro, y hay que navegar entre luces y sombras.
El Sol: El éxito, la claridad, el logro de los objetivos y la satisfacción de ver el trabajo recompensado. Es la carta del equipo unido en la misma visión.
El Juicio: La reflexión final sobre el impacto de las acciones, el cierre de ciclos, la evaluación de los logros y las lecciones aprendidas.
El Mundo: La culminación, el logro del objetivo último, la expansión y la integración de todo lo aprendido en un nuevo ciclo que puede iniciar desde otro nivel.
Aplicación Práctica: Un “Toy Example”
Y tras este ejercicio con las palabras y la imaginación, hagamos otro aún más loco. Imaginemos, solo por jugar, que tenemos un problema en nuestra empresa en el que estamos atascados y que nos gustaría examinar desde otra perspectiva. Ya existen muchas metodologías. Amén del sinfín de libros de autoayuda empresarial, incluso la OTAN tiene un manual que recoge las más extendidas (The NATO Alternative Analysis Handbook, 2017), con nombres tan rimbombantes e innovadoramente sonoros como Starbursting, Six Thinking Hats, Outside-In Thinking, y otros tantos.
Pero nosotros lo haremos como unos locos, tratados de brujos listos para enviar a la hoguera de los outsiders y arder en el infierno de los negacionistas “deloquesea”.
Y si no queremos ser condenados al infierno de los descreídos, siempre nos quedará llamar a este ejercicio imaginativo Entrepreneurial semantics-based Tarot: a Use Case.
El problema, nuestro “toy example,” será la historia del ilusionado Juan. Juan, PhD en biotecnología, desarrolla unas barritas energéticas con un nutracéutico que refuerza el sistema inmune y decide lanzarse a emprender. Al ver que las ventas no despegan, recurre a diversas soluciones, no sin antes haber escuchado el consejo de expertos y coaches de negocio, que por un módico precio asesoran a las empresas ubicadas en el Vivero de Innovación que cobija a Juan. Todos ellos (y ellas, con perspectiva de género) le sugieren hacer campañas de marketing “más llamativas,” ofrecer descuentos “estratégicos” y organizar webinars para educar a sus clientes sobre el producto (que, en la práctica, acaban siendo lecciones sobre bioquímica). Sobra decir que, después de estos esfuerzos, los números apenas se mueven. Al parecer, los consumidores no responden a la lógica científica ni a las promociones como deberían, y Juan sigue sin entender por qué.
Finalmente, Juan, que es un auténtico atrevido y en sus ratos libres lee sobre esoterismo, recurre al Entrepreneurial semantics-based Tarot y hace una tirada de tres cartas, a la luz de las cuales se plantea nuevas preguntas:
El Colgado
¿Estoy presentando las barritas desde la perspectiva del cliente o solo desde la mía como científico?
¿Qué emociones despierta realmente mi producto en el público?
¿Quizá el enfoque científico está desconectando al cliente? ¿Necesito soltar esa rigidez y cuestionar mis suposiciones?
La Luna
¿Cómo podría comunicar los beneficios de manera más sencilla y directa?
¿Qué palabras o imágenes generarían más confianza en los consumidores?
¿Podría el término “nutracéutico” ser confuso y generar desconfianza? ¿Quizás simplificar sea el camino?
La Emperatriz
¿Qué elementos visuales o mensajes harían que mis barritas sean irresistibles?
¿Cómo puedo hacer que el producto transmita una experiencia de salud y bienestar?
¿Debo añadir atractivo visual y emocional al producto para que sea deseable y no solo funcional?
Y así, con estas preguntas en mente y un nuevo enfoque, Juan se adentra en terreno desconocido. ¿Logrará que sus barritas sean más que un producto funcional? El tiempo (y quizá algunas cartas más) lo dirán.
Nosotros, se me ocurre en mi locura, podríamos hacer esto mismo, incluso empleando los 78 arcanos de un mazo completo de Tarot. Ahora bien, aquellos que se atrevan a hacerlo, prepárense para ser quemados en la hoguera, sin compasión, entre estruendosos y científicamente medidos decibelios que suenan a ¡¡¡ANATEMA!!!
Sergio! Me encantó jajaja
Hasta ahora, el tarot no me llamaba mucho, pero leyéndote, parece que voy haciendo las paces con él y me van llegando sus mensajes.
Quizás arderé en la hoguera también (ya tú tienes tu sitio asegurado 🤣), pero antes habré lanzado al mundo mi oráculo para los negocios!!
Tendrá que ver con los 4 arquetipos de la luna, no con el tarot, pero será una maravilla de guía para cuando tengamos uno de esos bloqueos y nos apetezca meterle esa creatividad de la que hablas.
Ojalá cada vez más personas encuentren ese equilibrio entre mística y ciencia 🥰
Ambas bien usadas, claro