Dedicado a Dos Magos
Este artículo va con todo mi cariño para dos grandes amigos, magos cada uno a su manera. Porque, seamos sinceros, no todos los días te encuentras con personas que encarnan la alquimia de la vida, esa capacidad de transformar lo mundano en extraordinario. Mientras uno de ellos conjura maravillas con sus herramientas de CEO, el otro levanta hoy el arcano de la Estrella, iniciando una nueva aventura llena de ilusión y promesas.
La Estrella, como bien sabemos los que buscamos nuestro reflejo en el espejo del Tarot, es la carta de la esperanza, la claridad y el renacer. Es la chispa que ilumina el camino tras un tiempo de dudas, la luz al final del túnel y el recordatorio de que los sueños no sólo están permitidos, sino que son necesarios. Así que, amigo mío, mientras tomas esa Estrella y la conviertes en tu guía, recuerda que tienes todo lo que necesitas dentro de ti. Y, si en algún momento te falta inspiración, siempre puedes mirar al cielo.
A los dos, gracias por ser magos. Por recordarme, con vuestra presencia, que la magia está en todas partes: en una sonrisa, en una idea loca, en un proyecto que empieza a tomar forma, o en el simple hecho de creer que todo es posible. Este artículo, en forma de castillo de naipes pringosos de chocolate, va por vosotros.
Que vuestra magia nunca deje de brillar. ✨
Willy Wonka: El Mago del Chocolate
Pocos arquetipos me resultan tan cautivadores como el del Mago del tarot. Este individuo, carismático, el alquimista supremo, que transforma ideas en realidad con sencillas herramientas, y una buena dosis de creatividad. Y si hay un personaje que se calza perfectamente esta capa (y su sombrero de copa), es Willy Wonka, el chocolatero que se presenta a sí mismo como mago, con su ingenio y un poco de cacao.
El sombrero de Willy encierra más que sueños, y su habilidad para convertir azúcar y locura en una empresa multimillonaria lo coloca como la reencarnación perfecta del Mago del tarot. Sí, voy a hablar de tarot, chocolate y sueños locos. Si eso te suena a anatema, quizás prefieras un taller de "mindfulness para líderes disruptivos". También te puedo ofrecer una clase magistral sobre emprendizaje biotech, por 500 € la hora. Pero lo que me apetece ahora es dejar a un lado el PagüerPoin, y hablar un poquito de Tarot.
El Mago: No es Sólo un Ilusionista con Buen Marketing
Antes de sumergirnos en el delirio Wonka, un recordatorio rápido: el Mago en el tarot es el número 1, el primer paso en el viaje del Loco (ese que empieza una travesía sin garantías, pero con mucho estilo).
El Mago representa habilidad, creatividad, iniciativa y la capacidad de transformar una idea loca en algo tangible. Es el Steve Jobs del Tarot: "Piensa diferente", pero sin el relumbrón de una Keynote.
Ahora, toma esos ingredientes y mézclalos con un tazón de chocolate. El resultado es Willy Wonka, un hombre con más trucos bajo la manga que mi admirado Tamariz, con el carisma de un gurú de la innovación y la ética, cuestionable, de un CEO en modo start-up. (Y si no que pregunten a los Oompa-Loompas).
Wonka, el Alquimista de Cacao
Desde la primera escena de la película Wonka, queda claro que estamos ante algo especial. La canción inicial, un número brillante con letras como "I've poured everything I've got into my chocolate, now it's time to show the world my recipes", es la declaración de intenciones del Mago en su máxima expresión. Aquí no hay lugar para modestias: Willy se lanza al mundo con un sombrero lleno de sueños y unos bolsillos llenos de… bueno, más sueños. Literalmente, se está quedando sin monedas, pero ¿qué importa? La magia no se mide en soberanos, pesos ni euros.
La narrativa refleja perfectamente el viaje del Mago. Willy, armado con nada más que su talento y un poco de locura, transforma una idea ridícula (¿chocolate que canta? ¿flores comestibles?) en un imperio de confitería que desafía toda lógica. Y todo esto, claro, con una pizca de arrogancia que grita: "Sí, soy un genio, y lo sabes."
La Ciudad como Tarot Encarnado
Podemos pensar en la ciudad a la que llega Willy como si fuese un tablero de juego de mesa, con sus arcanos en 3D, como los tallados en madera por el magnífico escultor bonaerense Daniel Fidanza. En cada esquina podemos imaginar un arcano hecho realidad:
El Diablo: El cártel del chocolate (sin spoilers).
La Emperatriz: Los mercados de lujo, con frutas exóticas y productos que gritan creatividad y abundancia.
La Luna: Las dudas de Willy al enfrentarse a un entorno hostil donde sus sueños parecen más locuras que planes de negocio.
La Torre: Los precios, que pulverizan sus pocas monedas y lo obligan a replantearse sus estrategias (y probablemente su dieta).
Como buen Mago, Wonka no se deja intimidar. En lugar de llorar sobre la leche derramada (o el chocolate mal templado), ajusta su sombrero, afila su mirada y sigue adelante.
El Mago nunca deja que la realidad le estropee una buena idea.
El Sombrero de los Sueños
El sombrero de Willy no es sólo un accesorio de vestuario. Es la lemniscata, el infinito hecho hombre. Es un símbolo, un contenedor de sueños, ideas y un recordatorio constante de que todo lo que necesitamos para crear está ya a nuestro alcance. Como si el Mago dijera: "No importa si no tienes un plan de negocio sólido o capital semilla. Con talento y un poco de estilo, puedes transformar el mundo."
Su maletín lleno de recetas no es otra cosa que el equivalente empresarial del Mago mostrando sus herramientas en la mesa: "Aquí tengo mi cuchara mágica, mi chispa de genio, y mi capacidad para ignorar las leyes de la física, y también las de la fis(i)calidad (un poco de humor acá).
¿Chocolate o Alquimia?
La alquimia del Mago no es transmutar el plomo en oro, o para el caso, hacerlo aparecer de la nada. Es convertir ideas imposibles en algo que funcione, y nadie lo hace mejor que Willy Wonka. Donde otros ven azúcar, él ve poesía. Donde otros ven un bombón, él ve una sinfonía. ¿Es esto realista? De ninguna manera. Pero el Mago no se preocupa por lo que es "realista". Si lo hiciera, todavía estaría trabajando como contador. O como ingeniero. O como científico...
Willy Wonka: Un Arquetipo para el Mundo Moderno
Al final, Willy Wonka es más que un chocolatero excéntrico. Es la perfecta encarnación del arcano del Mago, Le Bateleur: un creador, un visionario y, sí, probablemente un poco desequilibrado. Porque seamos honestos, nadie que diga "Voy a revolucionar el mundo con un río de chocolate" está en pleno uso de sus facultades. O voy a diagnosticar el cáncer. O voy a ser astrólogo. O tarotista…
Pero ahí radica la magia: en ver lo que nadie más ve y hacerlo realidad.
¿Es Willy un ejemplo a seguir? Mírate al espejo, y dime si te ves con un sombrero de copa y con fuerza para ignorar las críticas. ¿Es tu reflejo el Mago?
La próxima vez que te preguntes si serás capaz, piensa en Willy Wonka. Porque a veces, todo lo que necesitas para cambiar tu mundo es un sombrero lleno de sueños y una semilla de cacao.
Y si alguien te tacha de loco… ¡regálale un bombón!