Sabes más Tarot de lo que imaginas (II)
Cuatro palos, mil historias. Un viaje semántico por los arcanos menores numerales.
Me mantengo en lo que afirma el título de este post:
Sabes más Tarot de lo que piensas.
El otro día comenzamos por los números del 1 al 10, viendo cómo, sin entrar en profundidades, cada número nos trae consigo una serie de ideas y conceptos asociados.
Hoy lo haremos con los cuatro palos de los arcanos menores. Dejaré a un lado el "quinto palo", los arcanos mayores, y no haré ninguna asunción sobre las correspondencias de cada palo con los cuatro elementos. Como en tantos otros conceptos, aunque hay escuelas interpretativas y tendencias generalizadas, tampoco hay un acuerdo universal sobre esta correspondencia palo-elemento. Esa será, por lo tanto, otra capa de información, otro "campo semántico" que podremos añadir más adelante.
Tampoco me voy a complicar en la nomenclatura. Lo haré "a la española": Espadas, Bastos, Oros, Copas, y olé.
Quizá parezca una perogrullada, pero ese es el punto de este post: avivar y despertar lo que ya conocemos y tenemos en mente para aplicarlo a la lectura del Tarot.
¡Comenzamos!


Espadas
Es un arma, un objeto cortante que hiere y mata. Lo utilizamos para defendernos y atacar. Están hechas de frío metal. Intrínsecamente no son buenas ni malas. Para un guerrero, es bueno tener la espada a mano; en un duelo a muerte nadie quiere estar desarmado. Cuando nos amenazan, pinchan la carne de nuestro cuerpo, como en la esgrima, pero si continúan nos atraviesan y nos hacen sangrar.
Con ellas se ajusticia, y también se invisten caballeros y reyes. No todo el mundo puede permitírselas, ya que para fabricar una hay que forjar el metal en un trabajoso proceso.
En su versión mini, "de bolsillo", pueden ser navajas o incluso bisturís.
Cuando se blanden con fuerza y soltura, cortan el aire con un sonido siseante.
Bastos
Es la versión rústica de la espada. Sofisticado o humilde, no deja de ser un garrote, un palo de madera. Más asequible que la espada, es utilizado por campesinos y gentes más humildes. En su versión más regia, puede ser un bastón para apoyarse o un bastón de mando.
Se puede blandir como una espada para golpear, y con varios se puede construir una empalizada defensiva. Muchos de los aperos de labranza tienen un basto por empuñadura.
Cuando es necesario, su madera puede usarse para hacer fuego.
Oros
El vil metal que sale de la tierra en forma de pepita y es transformado en moneda de cambio. Raro de encontrar, y de ahí su valor. Cruza de mano en mano para pagar por productos y servicios.
Las monedas tienen su cara y su cruz. Con los oros se puede agradecer y sobornar, ser caritativo y traicionar.
Como todo metal, es frío al tacto, aunque brillante y atractivo. Se pueden fundir para elaborar joyas y objetos de valor. Si hablamos de riqueza material, es bueno ganarlos y malo perderlos.
Copas
Recipientes, en general utilizados para beber. Desde un sencillo cuenco de madera hasta el más ornamentado cáliz, lo utilizan el campesino para saciar su sed, los ricos y nobles en sus festejos, los religiosos en sus altares y ceremonias. Si son de cristal, hay que tener cuidado, porque son frágiles y pueden romperse.
Pueden estar vacías o llenas de agua, de vino, de licores, de vinagre con hiel, de los más variopintos venenos. Si una está vacía, se puede llenar vertiendo en ella el líquido de otra. Si no se tiene cuidado, la copa se colma y se derrama el contenido.
Con ellas se brinda deseando salud, y también se otorgan como premio en competiciones y campeonatos.
Un detalle interesante
Por su forma general, vemos que hay dos palos "largos" (Espadas y Bastos) y dos palos "cortos" (Copas y Oros). Los largos tienen un uso defensivo inmediato, mientras que los cortos son de uso más frecuente en actividades placenteras. Por eso, habitualmente, la connotación de Bastos y Espadas es más negativa que la de Oros y Copas.
Si jugásemos al "sí o no", podríamos decir que las Espadas son un claro "no", los Bastos un "posiblemente no", los Oros un "casi seguro que sí", y las Copas un rotundo "sí".
Sin embargo, esto dependerá mucho de la pregunta y del contexto (¡contexto, contexto, contexto!), así como de la escuela interpretativa que siga cada uno.
Mil posibilidades para jugar
Llegados aquí, ya tenemos dos campos semánticos con los que jugar: los números del 1 al 10 y los cuatro palos. Sin necesidad de saber nada más, ya podemos lanzarnos al ruedo. ¡Uhhh, qué nervios!
Algunos ejemplos sencillos:
Primero desde una perspectiva predictiva.
Pregunta: ¿Cómo va a evolucionar mi semana?
Carta: Cuatro de Oros.
Interpretación: Estabilidad (4) económica (Oros). Fácil, sencillo y para toda la familia. El dinero que tengas, poco o mucho, ahí va a seguir. Ni ganar ni perder. Sin más contexto, y con una pregunta tan vaga y general, poco más me atrevería a decir.
Compliquémonos la vida ahora, con una pregunta de sí o no (¡¡¡no hagan esto sin la supervisión de un adulto!!!).
Pregunta: ¿Volverá mi ex?
Carta: Cuatro de Oros.
Interpretación: Posiblemente sí. Corolario: si ve que su economía no se resiente. De nuevo: ¡contexto, contexto, contexto!
Pero no es el objetivo de este artículo hablar sobre el arte de la pregunta, sino ver cómo podemos jugar con lo que ya sabemos de las cartas que tenemos ante nuestros ojos.
Ahora, una perspectiva "evolutiva" (no tengo claro que me guste esta denominación, pero creo que así se entenderá).
Pregunta: ¿Cómo puedo mejorar mi relación con mi pareja?
Dos de Copas: Preocúpate por mantener lo que compartís.
Tres de Copas: Tienes que compartir más con ella.
As de Bastos: Tendrás que ser asertivo y marcar tus límites.
De nuevo: ¡contexto, contexto, contexto! Eso nos ayudará a afinar la respuesta y concretar, sin salirnos de lo que tenemos ante nuestros ojos ni recurrir a "piruetas intuitivo-asociativas", "poesía adivinatoria" o generalidades llenas de positivismo tóxico.
Despedida y cierre
Ya te has dado cuenta de que hemos comenzado a construir un vocabulario básico para interpretar las cartas del Tarot, combinando números y palos de una forma sencilla pero significativa. Este enfoque nos permite ver cómo las ideas universales que ya conocemos pueden aplicarse a la lectura, y cómo cada carta empieza a adquirir vida propia dentro de este marco.
Si ya tienes experiencia con el Tarot, espero que este recorrido te haya inspirado a redescubrir las conexiones que existen entre conceptos aparentemente simples y su riqueza interpretativa. Si estás dando tus primeros pasos, confío en que estas reflexiones te hayan mostrado que el Tarot no es tan misterioso como parece y que, en cierto modo, ya lo comprendes.
Queda mucho por explorar: colores, símbolos, y otros campos semánticos que enriquecen la interpretación. Pero por ahora, sigamos jugando.
Un taronáutico saludo,
Sergio