Tarot y Machine Learning. Gramática oculta de los Arcanos Mayores.
¿Hablan las cartas? Sí. Porque saben gramática. La ciencia lo demuestra.
Venga, ahora que se acerca el veranito en mi hemisferio —¿provisional?— toca abrir meloncete. No místico ni simbólico —bueno, simbólico bastante—, sino estadístico. Sí, sí, con árboles de decisión, matrices binarias y t-SNE. Pero no huyas todavía. Te prometo que hay cartas, arquetipos, sorpresas y hasta un diagrama de Hasse sexy. O algo así.
Y si llegas al final, tienes un enlace al paper completito en PDF. De nada.
Amoh al lío!
La locura de contar símbolos
Se me ocurrió una cosa loca: ¿y si en vez de interpretar el Tarot desde la tradición o la intuición, lo miramos como un sistema visual? Como si cada carta fuese un archivo .svg lleno de capas que podemos contar, codificar y comparar. ¿Cuántas cartas tienen alas? ¿Cuántas un bastón? ¿Cuántas figuras humanas comparten escena?
Sí, se puede hacer. Y lo hice. Porque soy así de friki —y lo he hecho cientos de veces con mi alter ego diurno—. Y además porque me cabrea que se hable de símbolos y arcanos como si fueran estampitas sueltas sin relación entre sí. No lo son.
El Tarot como Matrix (binaria, no la de Keanu Reeves)
Agarré los 22 Arcanos Mayores del Tarot de Marsella y me puse a contar atributos. ¿Tiene corona? ¿Está sentado? ¿Hay un astro? 1 o 0. Así con todo. Resultado: una matriz de 22x40 que ríete tú del Excel de tu start-up.
Y entonces vino la magia. La estadística. El Machine Learning. El caos ordenado.
Clústeres, dendrogramas y otros palabros que suenan a Hogwarts
Aplicando el índice de Jaccard —suena a marca de whisky, pero no—, resulta que las cartas se agrupan solitas. Se atraen. Se repelen.
Se forman familias iconográficas que nadie ha dictado, pero que están ahí.
La Torre y el Sol: una pareja improbable que comparten rayos, luz y un aire de catarsis que da miedo y gustito a la vez.
El Juicio y El Enamorado: otra pareja cósmica con angelitos, planos celestes y dilemas existenciales. Una orgía simbólica entre cielo y tierra.
Papisa y Justicia: el club de las sentadas institucionales con mucha tiara y poco mambo.
¿Y lo mejor? Nadie les dijo que se agruparan así. Lo hicieron solas. Como los niños en el recreo, pero con más simbología.
Árboles de decisión (porque el Tarot también tiene raíces)
Luego vino CART. No el de los carritos de golf, sino los árboles de decisión. Y el Tarot se dejó clasificar con una elegancia que ni Marie Kondo. El atributo estrella fue el bastón.
A partir de ahí, el árbol se ramifica como si cada bifurcación fuera una pregunta oracular
¿Tiene bastón? → ¿Y además un tocado raro? → ¡El Loco!
¿Está sentadx? → ¿Con cetro y escudo? → ¡El Emperador!
¿No está sentadx pero hay astro y rayos? → ¡Torre, Sol, Juicio! Festival celestial.
Cada atributo actúa como un eje de sentido, como una pista en el Cluedo del inconsciente colectivo.
Hasse, FCA y otras cositas chungas
Después de los árboles, me metí en el mundo de FCA (Formal Concept Analysis). Y no, no es un acrónimo para taronautas de élite. Es una manera de ver cómo se organizan jerárquicamente los atributos. Como un organigrama, pero del simbolismo.
Y ahí también se revelan puentes entre cartas, zonas de cruce, nexos inesperados: como el Carro y el Mundo, unidos por animales reales y cetros. O el Loco y el Diablo, hermanados por… tocados estrafalarios. En fin.
t-SNE, PCA y el baile de los arquetipos
El momento wow vino al final, con los mapas de reducción de dimensionalidad. Dos técnicas: PCA (más clásica) y t-SNE (más modenna). Y ¿sabes qué? El tarot se autoorganiza. Repito: se autoorganiza.
Los Arcanos del primer decanato (del I al X, mas el Loco) se agrupan en un lado del mapa. Los del segundo (XI al XXI) en otro. Como si supieran a qué mitad del camino pertenecen. Como si el Tarot tuviera conciencia espacial. O al menos, semántica.
El Tarot, caleidoscopio de la realidad. ¡Pero con estructura!
Sí, el Tarot es poesía, es espejo, es proyección, es lo que tú quieras. Pero no es un saco de símbolos sueltos, ni un tablero de Ouija visual donde vale todo. Cada arcano porta un campo semántico reconocible, una arquitectura interna que lo vincula y lo diferencia del resto. Y esa estructura —ese patrón que se repite, varía, se rompe o se cruza— es lo que da sentido al conjunto.
Vaya por delante, cada maestrillo tiene su librillo. Full respect, bro. Podemos canalizar si queremos. O mirar si los personajes se observan entre sí, o si hay lunas, soles o corazoncitos voladores. Pero eso no basta. El Tarot no es solo la danza entre dos cartas al azar: es un sistema visual y simbólico profundamente organizado, que ha sobrevivido siglos porque su gramática funciona. No se trata de congelar la interpretación, sino de enriquecerla. De girar el caleidoscopio de la realidad con conciencia, sabiendo que las piezas están ahí, y no puestas al tuntún. Esa es, al menos, mi postura. Y este trabajo lo demuestra, número a número, símbolo a símbolo.
Cartografiar el Tarot con Machine Learning ¿Para qué?
Camoin formuló leyes de repetición y excepción. Couste nos pidió comparar. Tchalai exigía hacerlo sin atajos. Enríquez nos recordó que el Tarot es poesía. Marteau nos enseñó a leer el gesto. Este trabajo no discute nada de eso. Lo que hace es mostrar que todas esas intuiciones —tan valiosas— no son caprichosas: tienen soporte. Hay patrones. Hay lógica. Hay gramática.
Porque sí, hay tarotistas que se ponen poéticos —y nadie les entiende—. Y eso les da aura de profundidad y se creen listos. Dicen que hay que dejar que las cartas hablen. Bien. Pero si hablan, es porque tienen gramática. Y lo que demuestra este trabajo es que esa gramática existe, puede leerse y hasta modelarse. Así que si vas a leer las putas cartas —como bien dice Camelia Elías—, hazlo con poesía, sí, pero sin olvidar que el Tarot no es un poema libre. Es una lengua con reglas, con sintaxis, con arquitectura. Ignorar eso no es profundidad, es pereza.
¿Quieres ver todos los gráficos, árboles, mapas y locuras?
Lee el paper completo en Zenodo (work in progress, sin peer review, mejorable, pero ya disponible):
https://doi.org/10.5281/zenodo.15482415
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Si has llegado hasta aquí, y no te has dormido, te mereces una lectura. O una cerveza. O ambas. Puedes escribirme si quieres que te cuente más —con o sin árboles de decisión—.
Un taronáutico saludo,
— Sergio








¿No consideras la corona de la Torre como un atributo?
Me acaba de explotar la cabeza.